Saludos; quiero compartir un articulo muy interesante que leí en el blog de Miles W. Mathis, y con el cual simple y llanamente no podría estar más de acuerdo (casi me roba los pensamientos de la cabeza).
Lo he traducido lo mejor que pude, y espero de todo corazón que su lectura le saque ronchas a cualquier chascón hippiento fan de Duchamp que pase por mi blog.
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Una breve introducción
al argumento en contra
de las Vanguardias
"¿Y qué podría llegar a hacer?
¿Estará dispuesto a sentir la misma pasión que yo?
pues si que podria ahogar la escena en lágrimas,
podría plantar un discurso horrido en los oidos de la gente,
podria volver loco al culpable y encolerizar al libre,
podría confundir al ignorante,
incluso podría sorprenderlo;
son nada menos que las más grandes facultades de los ojos y oídos"
-"Hamlet", Acto II, escena 2
W. Shakespeare - 1599
Soy el hocico del león ~el abismo repleto de colmillos~. El
destripador de butacas, el fantasma de Tolstoy, el brazo derecho de Caravaggio,
y la espada de Cellini.
No se olviden de Troya, pues les traigo regalos. Palabras
que lanzarán su caballería sobre ustedes.
El artista James M. Whistler
parafraseó su famoso libro de cartas "Messieurs les Ennemis" como
"¡Mis estimados Enemigos!". Eso fue en 1890. Tal alegre antagonismo
no es elegante en estos días. Porque ciertamente, una cosa es citar a Nietzsche
(como todo el mundo lo hace a ambos lados
del debate), pero otra muy distinta es escribir como él...
Vivimos en la era del
apaciguamiento, de la subordinación. El
artista ya no es la fuente, sino
un charco de poca profundidad. No
es el oráculo, es el sumidero. El
puerto de miles de sueños frustrados. La
herramienta política del sin talento. El
residuo de la educación. La
mucama de la auto-coronada "crítica social".
Los críticos lo han
confundido, derrotado, durante los últimos 100 años, vilipendiando, descartando
a todo artista y obra que no pueda retorcerse como sus
degeneradas creencias.
Y el artista se quedó en silencio...
Bajo el gobierno del usurpador, el arte moderno ha echado
sus raíces, hoy tan robustas cómo las cuatro ramas de la aritmética de Lewis Carroll; la ambición, la distracción, el afeamiento, y la burla.
Y el artista se quedó en
silencio...
En las prolongadas peleas
entre estos "proveedores de buen gusto", tanto la forma como el
contenido que había en el arte se demolieron, y el homúnculo ascendió al trono.
Y ha nombrado cónsules a sus caballos, y senadores a sus gerbos.
Y el artista continúa en
silencio...
Pero cómo dijo James M. Whistler; "El arte, que durante siglos ha
labrado su propia historia en mármol, y escrito sus propias observaciones sobre
el lienzo, de pronto deberá detenerse y tartamudear; y esperar a que la
sabiduría del transeúnte, aún bajo la
ingenuidad de la mano que no sostiene ni pincel ni cincel, lo guíe fuera de
la especulación banal".
¡Es hora de que el artista
hable! Salga de debajo de la pila
de leña y se pare sobre sus pies. Que
recupere la armadura de Atenea, y exija su herencia de un milenio de historia. Para tensar el arco, para herir a las
bestias, y para matar a los usurpadores.
Y alguno se puede preguntar, ¿qué hay de los
otros "artistas?" ¿Qué
hay de los curadores, los columnistas, los publicistas, los anticuarios, los empresarios de pompas
fúnebres?, ¿No están del mismo bando en la pelea? No. No hay artistas en esos campos. Sólo críticos. Los críticos que susurran y los
críticos que chillan.
Pero los críticos que chillan
son los más fuertes. Se trata de
los críticos que quieren rendir culto a la masturbación, los que intentan
filosofar acerca del aullido y la defecación. Esos son los
que deben ser desenmascarados, humillados, y desterrados.
Sé que piensa que estoy loco. Pero sígueme a través del laberinto de mentiras, y velo por tí mismo. Clement Greenberg, el "Papa"
de la presunción, dijo de
la pintura en 1949:
"A pesar de que su "modernización" se inició
con anterioridad a la de otras
disciplinas, ha resultado tener un mayor número de convenciones fungibles incrustadas a ella. O al menos éstas han demostrado ser difíciles de aislar y separar. Siempre que tales convenciones sobrevivan y puedan ser notadas, seguirán siendo atacadas por todas las artes que tienen la intención de sobrevivir en la sociedad moderna."
Aquí está el gusano verde en el centro de la manzana. La semilla de la verruga. Debido a que el Sr. Greenberg podía fumar más cigarrillos que cualquier otra persona, se quedó con el título de la página, con la bandera y el mástil, y todo el mundo desde entonces ha escrito en letras muy pequeñas; "debo hacer arte que justifique
la existencia del arte" una y otra vez hasta que se termina el libro, mientras el cadáver del verdadero arte es quemado, y sus cenizas
son esparcidas.
Por eso el no-artista nos dirá lo que las convenciones artísticas son prescindibles. Pero lo más marketeado es, sin embargo, esa supuesta “intención de sobrevivir” en la "sociedad moderna" a
la que el arte debería aferrarse. Como
si el artista necesitase
justificar su existencia al crítico. Pero yo, el artista, soy el productor primario aquí: puedes tratar de justificar o no mi
existencia; ¡pero al final eres lo mismo que un eunuco a las musas!
Arthur Danto escribió, en
1995;
"Era como si hubiera
algún desarrollo histórico interno en el curso del cual el arte llegó a una
especie de conciencia auto-filosófica de su propia existencia. En una forma curiosa y un tanto
perversa, pensé, el arte se ha convertido en lo mismo que la filosofía. A partir de ahora la tarea es de
filósofos, que saben bien cómo pensar en la forma requerida."
Arthur Danto, es un ex
profesor de filosofía de la Universidad de Columbia. Ahora crítico de arte. Sólo le tengo una pregunta. Una cuestión de gramática. ¿Significa
"de una manera curiosa y un tanto perversa" modificar "el arte
se ha convertido" o el "pensé"?
¡Basta! ¡Finito! ¡Toda la reivindicación del arte moderno
es tan absurda que no merece la pena seguirla más allá! La existencia misma de tales teorías,
su aceptación por cualquier persona, es motivo de un siglo de ideologización,
de llanto, y de desgarrar túnicas. Hace falta realizar seriamente algún
tipo de ritual de limpieza, algún acto de purificación, por último una ofrenda
a los dioses.
Oh Padres y Maestros; les
afirmo que el análisis no es arte. El discurso no es arte. Las ideas no son arte. Los conceptos no son
arte. La filosofía no es arte. La política no es arte. La destrucción no es arte. El armazón no es arte. La experimentación no es arte. El pensamiento no es arte. El azar no es arte. La patología no es arte. Todo lo que un tonto hace fácilmente
no es arte.
Padres y Maestros; les afirmo
que el arte es algo escaso. El arte requiere talento. El arte requiere seriedad. El arte
requiere disciplina. El arte requiere esfuerzo. El arte requiere profundidad. El arte requiere sutileza. El arte requiere misterio. El arte requiere emoción. El arte requiere inspiración. El artista de verdad te dice lo que él
piensa, no lo que usted debe pensar.
Padres y Maestros; les afirmo
que todo arte se levanta sobre dos pilares: la artesanía y el carácter. La técnica no es arte. La emoción no es arte. Juntos pueden ser arte. O pueden no serlo.
Oh, Padres y Maestros; a la
joven artista háganle por primera vez esta pregunta: ¿preferiría ser la más
grande artista del siglo XXI, y ser desconocida durante toda su vida; o ser la artista más rica y famosa,
pero saber que los fantasmas de Michelangelo y Van Gogh se reirán de ella?
Hay que quemar los campos y
arar dos veces para plantar la semilla fresca. El error es muy profundo. Hay que cambiar el código binario de 0
y 1, a 3 y 8. Las fuerzas
gravitacionales se han hecho demasiado fuertes, y el joven artista no puede ni
levantarse de la cama, y mucho menos llegar al cielo y tocar el ocaso. Incluso Vicent tuvo que vivir en las
afueras de una estrella moribunda en su tiempo; Ahora tendría que sobrevivir en el
borde del agujero Negro. Necesitamos
cuarenta días de lluvia y un arca pequeña.
Toda la historia yace a
nuestros pies. El suelo es tan
rico que apesta de tan fértil. Y
sin embargo, pintamos, o pintamos encima, las mismas cosas cada mañana,
montamos y desmontamos el mismo caballo hasta la saciedad. Alguien pinta un santo y otra persona
lo profana al instante. Un hombre
en Jackson Hole pinta un paisaje, y una mujer Nueva York se viola a sí misma
entre sus prados. Todo es una
gran secuencia automatizada. Todo
en el “arte moderno” es reaccionario en última instancia. Las “vanguardias”, son incluso más reaccionarias
que el más humilde bodegón de un tazón de frutas. Y los sabios de las universidades
repiten; "pero no hay nada nuevo bajo el sol". Pues no hasta que lo creamos, burros.
Absténganse de respirar toda
esa polución un momento, absténganse de bloquear toda la luz, ¡y verán como las
preciosas vides comienzan encresparse desde la tierra!
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Texto original en ingles: http://mileswmathis.com/
Espero que les haya gustado,
Diego Villegas Riffo
palabras muy honestas, muy buen articulo!
ResponderEliminarMiles W. Mathis es un genio.
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